Somnolencia o admiración, la obra del griego Theo Angelopoulos, sólo apreciadas en festivales o por un grupo muy reducido de cinéfilos, propone ir más allá de las palabras, dejándose llevar por unas imágenes contemplativas y líricas. Como “La eternidad y un día”, poético título para la historia de un viejo escritor (Bruno Ganz) a quien le quedan muy pocos días de vida, muy poco para pasar a la “eternidad”, y su relación con un niño refugiado albanés que desconoce su idioma.
El paso del tiempo, la comunicación más allá de las palabras o el como sobrevivir al día a día, son algunos de los temas que desgrana Angelopoulos en un film que cuenta con una B.S.O. que es también una de las mejores de la década de los 90. Fue compuesta por la compositora grieda Eleni Karaindrou, y su tema principal, que ofrece distintas variaciones, es una auténtica joya. (2’ 18” )
El paso del tiempo, la comunicación más allá de las palabras o el como sobrevivir al día a día, son algunos de los temas que desgrana Angelopoulos en un film que cuenta con una B.S.O. que es también una de las mejores de la década de los 90. Fue compuesta por la compositora grieda Eleni Karaindrou, y su tema principal, que ofrece distintas variaciones, es una auténtica joya. (
2 comentarios:
Una acertada descripción del cine de Angelopoulos en general, y particularmente de este filme, a mi parecer de una pretenciosidad apabullante propia de algunos cineastas que a veces olvidan que el cine es un entretenimiento... lo que no significa que defienda el arte palomitero, ni niegue algunas de las virtudes de este filme: sensibilidad, apaciguamiento en su desarrollo y una hermosa escena en la que el protagonista se comunica con su vecino a través de esta melodía.
Chuspi: Difícil, muy difícil el cine de Angelopoulos, aunque siempre contiene alguna reflexión, algunas escenas, extraordinarias. Pero lo que más me carga de él es lo desmesurado de sus metrajes.
Publicar un comentario