viernes, 29 de junio de 2007

Comentario: "La desconocida" (Ennio Morricone)

B.S.O. de "La desconocida" (La sconosciuta, 2006)

El ‘cuore’, la música con sentimiento, es una de las principales características del gran Ennio Morricone. 78 años, y aún activo y en plena forma, como lo demuestra su inspiración para “La desconocida”, galardonada con el David di Donatello a la mejor banda sonora.
“La desconocida”, de Giuseppe Tornatore, se presenta como una mezcla poco habitual de drama y cine negro, con el trasfondo de la explotación de los inmigrantes en Europa, obligados con frecuencia a ser mano de obra barata, o carnaza para burdeles. Está protagonizada por Ksenia Pappoport y el veterano Michel Placido, y obtuvo 5 premios David di Donatello, entre ellos, también el de mejor película, actriz. Aunque la película no tiene todavía fecha de estreno en nuestras salas, sí que les dejo con el tema principal compuesto por Morricone. (2’
41 “)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué poco innovador estás últimamente... Bueno, un Morricone siempre es bienvenido.
Los grandes talentos siempre lo son: ahí tenemos a Morricone y también a Williams, y a otros que nos dejaron, como Bernstein, Goldsmith...
Hermoso este tema que has colgado. Últimamente todo lo que escucho de música de cine me parece tener estructura de vals...
Me alegra oír lo del David, sí señor. BAFTA, Grammy y Globo de oro ya se habían rendido al maestro italiano, y los Oscar por fin pusieron la guinda de oro. Mucha sobrevaloración y poco acierto hay en estos premios... por ello, no debes perderte los premios MundoBSO, en la página del mismo nombre, elegidos por los internautas registrados (esto es, mucho más entendidos en el tema que, por ejemplo, el señor Eastwood, miembro de la Academia)y cuyos resultados han sido muy satisfactorios en todas sus ediciones (parecen el contrapunto a los Goya y Los Oscar).
Y, cómo no, Tornatore. Fenomenal la relación establecida entre ambos, con esa inolvidable "Cinema Paradiso" (aunque a mí no me termine de convencer; ¿demasiado predecible, tal vez?), "La leyenda del pianista en el océano" (merece la pena verse solo por dos escenas en las que la música toma el protagonismo, y no te digo más)... Aunque al principio Tornatore también tanteó a mi admirado Piovani en "Il camorrista".
En cualquier caso, da gusto explorar la filmografía de Morricone por el fiable nivel que poseen casi todas sus películas... todo lo contrario de Poledouris, cuyos films solo pueden calificarse de ínfimos (salvo alguna honrosa excepción). Es lo malo de tener por amigos directores pésimos.
"La película no tiene todavía fecha de estreno en nuestras salas". ¿Significa esto que no la has visto? No puedo sino hacerte un pequeño reproche por violar mi regla de oro, la de no valorar nunca una banda sonora sin haber visto antes el film correspondiente. Solo está permitido si se trata de una miniserie o de una película que no merece ni ese calificativo (de eso hay bastante). Pero por ser tú, te lo perdono. O quizá me equivoco y sí la has visto.
Por último, decirte que no se merecen esas gracias por el link y el comentario de tu página en mi blog. O más bien de tu blog en mi blog... bueno, yo solo decía la pura verdad. Además, nuestras conversaciones (que harían palidecer al Joan Padrol de "Conversaciones con músicos de cine") han encandilado a una amiga mía de la facultad, ultra-cinéfila ella, hasta cierto punto que puede que la engatuse para que me acompañe al año que viene a uno de estos congresos... Será una larga tarea, como la de quitarme mi adicción a lus puntos suspensivos.
Un saludo fuerte.

Anónimo dijo...

Fe de erratas: con lo de "los grandes talentos siempre lo son" me refería a que siempre son grandes talentos, hasta sus últimos días, no a que fueran siempre bienvenidos (que, por supuesto, así es).
Hace varios posts también hubo una pequeña confusión, pero muy cómica: con lo de "ha desaparecido" no me refería al librito del festival de Alcalá de Henares, sino al festival en cuestión. Estas cosas pasan.

Anónimo dijo...

Un último apunte: estoy completamente enamorado del tema de James Bernard para ese drácula sorprendentemente romántico (a veces la muerte misma lo es). ¿Cómo no te voy a poner por las nubes en mi blog, si me descubres maravillas como esta y la de Eleni Karaindrou?

Carles Rull dijo...

Chuspi: No he visto "La desconocida", aunque por escuchar el avance de este tema de un nuevo y premiado Morricone, valía la pena ponerlo ya. Aunque sea más de lo mismo en sonido característico. Pero, en fin, todos los genios y maestros se repiten en sus temáticas.
Conocía los premios que concede mundoBSO, esta web junto a la de BSOSpirit son las que más me han gustado. Para auténticos apasionados de la música en el cine.
Sobre James Bernard, tanto que se acostumbra a hablar de la películas sobre Drácula, de la Hammer o sobre Christopher Lee y Peter Gushing, y en cambio la música (muchas de ellas compuestas por Bernard), siempre queda en el olvido de las reseñas.
Como consecuencia de uno de tus comentarios anteriores, recuperé el tema de Carles Cases para "El perquè de tot plegat". Y, al igual que hace años, me ha vuelto a encantar.

Y con la compañera que te has agenciado para ir al festival, esas bibliotecas que frecuentas, esas lecturas con scores de fondo y esa pasión... en cuatro días, ya te lo digo, vas a convertirte en toda una autoridad en bandas sonoras. Incluso tu blog se te va a quedar pequeño.

(P.D.: Me alegro que el libro mencionado siga en su sitio. Una pena que un festival de música de cine haya "desaparecido").

Anónimo dijo...

LA DESCONOCIDA Giuseppe Torento

Cuando el mundo simbólico de la identidad ha sido subvertido en la fragilidad de una mirada fragmentativa de los tiempos de exposición alienante en el Otro, el Otro como obturador, ralentiza la espectralidad subjetiva. No hay un lugar para el otro que no sea, las máscaras. Caleidoscópicas imágenes seriales de claroscuros, emparchan como vestidura de arlequín. El universo simbólico congelado en la especularidad excluyente, denuncia que la calidez libinizadora de un mundo texturizado desde la grafía del deseo, es sustituido por el éxtasis de las imágenes, por la pornografía del silencio, por la frialdad obscena de un mundo desafectivizado
Abolir el sentido de la verdad por medio de la re-negación y sustituirla por la ilusión en el juego de las apariencias, es seducir. Y seducir es un acto de prestidigitación predatorio por que, clausura la experiencia subjetivante, convierte al sujeto en objeto de posesión de un amo y escenifica una patética modalidad de desaparición al grado cero de lo real. Una realidad saturada de imágenes en un horizonte que se constituye más allá de todo sentido, con las hilachas transparentes de la simulación. La mirada es, tanto un modo de certificar la experiencia, como de rechazarla. La pulsión escoptofílica captura fragmentos experienciales y de acuerdo a como las semantice, congelará su flujo o, promoverá su continuidad en la producción de sentido. Como mero ejercicio ortopédico sobre la conciencia, puede ser el arma ideal para capturar presas desde su afán codicioso. En el soporte de la libidinización subjetiva, un bisturí de estetización de la experiencia donde la realidad retrocede frente a sus imágenes sin dejar espacio para la decrepitud ilusoria. El ojo voyeur se comporta como una cámara fotográfica capaz de cometer un asesinato. Por medio de una ceremonia visual, gatilla con ironía póstuma a su presa. Su voluptuosidad fractal lo convierte en un espectro de vomitiva extroversión, desprovisto de toda interioridad. Las reviviscencias, en el registro imaginario, son traumáticas por que seccionan el devenir, congelando la temporalidad en lo eternamente innombrable: thanatos operando en su desligadura pura. La afectividad queda capturada en la fascinación del horror, de atestiguar los propios momentos de muerte. Los epitafios visuales irrumpen con la cadencia de un poema de lamento que deshonra, que burla con una fallida nominación, la desconocida. Pero ¿en que fisura un filtro como trama, retiene una libra de carne sazonada con Eros? De la secuencia serial metonímica, una, hace metáfora. En la mirada materna, la retina retiene, una hija deseada. En sus manos queda inscripta la pequeña epidermis acariciada. La cría humana despierta su olfato guiándola a su búsqueda. Se activa lo más primitivo que habita la condición humana. Lo instintual des-borda en ropajes salvajes dentro de un escenario fantasmagórico.
Giuseppe Torento trabaja con el sentido de las imágenes a través de la certera y delicada manipulación de los objetos: ¿máquinas solteras? ¿objetos esposados? ¿detenidos, inmovilizados? Pero también en el conyugal, unidos en un nuevo destino, un nuevo sentido. La secuencia fílmica propone un juego de percepción. Pero no se trata aquí de descubrir la solución al jeroglífico. La vastedad de la magia del amor, declama en la imagen final “…Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en verdad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es…” (Jorge Luis Borges, Biografía de Isidoro Tadeo Cruz)
El enigma está resuelto.